Época: Fenicia
Inicio: Año 1000 A. C.
Fin: Año 500 D.C.

Antecedente:
El arte fenicio

(C) Federico Lara Peinado y Joaquín Córdoba Zoilo



Comentario

La isla de Chipre, encrucijada marítima entre el Egeo y las costas orientales mediterráneas, entre Anatolia y Egipto, atrajo el lógico interés de los fenicios, dada la riqueza de sus minerales, sobre todo cobre, oro y plata. Según un mito, Kition, la primera colonia fenicia -y la más importante-, fue fundada por Belo, rey de los sidonios. La misma, que mantuvo contactos comerciales con Egipto y fue visitada por gente aquea, a pesar de hallarse bajo la moderna Larnaca, ha aportado una amplia documentación arqueológica, gracias a J. L. Myres y sobre todo a V. Karageorghis y M. Yon.
Kition -la Citium de los romanos- estuvo bajo control fenicio al parecer ya desde el rey Abibaal, el padre de Hiram, hasta el 312 a. C., en que Ptolomeo I dio muerte a Pumiathon, último de sus reyes, pasando así a control de los lágidas.

Arquitectónicamente hablando, la ciudad, con hermosas construcciones y ricas tumbas, ya existía desde tiempos antiquísimos rodeada de murallas ciclópeas, datables en el siglo XIII a. C. Destruida por un terremoto en el siglo XI a. C. y reconstruida, prosperó hasta el año 1000 a. C., momento en que fue abandonada por otro emplazamiento más al este. Aquí, a comienzos del siglo IX se instalaron los fenicios, quienes la embellecieron con diferentes construcciones. De todas ellas destacó el Gran Templo, fundado en el siglo IX a. C. sobre un anterior santuario micénico, y al decir de V. Karageorghis, de estructura similar al de Salomón en Jerusalén. Dedicado a la diosa Astarté, se trataba de una gran construcción (34 por 22 m) dividida en tres naves separadas por dos dobles columnatas, reemplazadas más tarde por dos líneas de pilares simples que sostenían techumbre de madera. El acceso, situado en el lado este, estaba precedido por un propíleo que daba a un gran patio. Una variada serie de depósitos de ofrenda (cerámicas fenicias, amuletos, escarabeos egipcios, etc.) han proporcionado notable información sobre tal edificio que se mantuvo en uso desde el siglo IX a. C. -momento en que contó nada menos que con cinco naves- hasta el siglo IV a. C. Junto a este templo apareció otro más pequeño, llamado por los excavadores Templo 4 (18 por 6 m).

También no hace muchos años M. Yon descubrió otro santuario dedicado a Astarté y Melqart en el barrio de Bambula, cerca del puerto, cuya existencia se documenta también a partir del siglo IX a. C. Aún se conocen otros puntos de culto en Kition, gracias al hallazgo de diferentes depósitos de ofrendas (bothros). M. Yon señala Kamelarga, Salinas y Batsalos como zonas posibles, pero nada subsiste de los santuarios que existieron en ellas.

Un elemento indicador de la presencia fenicia en Kition son las necrópolis, situadas fuera de la ciudad, correspondientes a los siglos V y IV a. C. En ellas se han hallado sarcófagos de piedra a centenares, fabricados en serie; también numerosísimas estelas con inscripciones fenicias, las cuales nos dan a conocer nombres de familias, oficios y funciones de los allí inhumados.

Chipre conoció, lógicamente, la presencia fenicia en otros numerosos puntos de la isla: Tamassos, situada en una rica región cuprífera, que ha aportado un santuario fenicio; Menico, un poco más al norte, en la que se ha excavado un pequeño santuario dedicado a Baal Hammon, compuesto de dos cellae y vestíbulo anterior; Idalion (hoy Dali), reino sometido a Kition, cuyos modelos de naiskoi o templos en miniatura en terracota permiten esperar que algún día se encuentren a escala real; Lapethos, al noroeste, con santuarios y estatuas dedicadas a Melqart y Astarté, o Marion, aún más al norte.

Asimismo, Salamina de Chipre, al este de la isla, y que se impuso como gran ciudad durante un milenio, ha aportado importantes restos fenicios, sobre todo cerámicas, armas y muebles, lo mismo que Enkomi (a identificar, según C. Schaeffer, con la Alashiya chipriota), con abundantes restos arquitectónicos (templos, palacio) y materiales (cerámicas micénicas y chipriotas, armas, estatuas) y con una rica necrópolis en la cual V. Karageorghis ha descubierto fastuosos ajuares funerarios. También Amatunte, al sur de la isla, con variados y riquísimos ajuares funerarios, y Paleopaphos (hoy Kuklia), en la parte costera occidental, en cuyo santuario se han localizado recientemente 150 estelas, en las que se figuran personajes del tipo sirio y egiptizante, prototipos de la iconografía de Cartago y del mundo colonial, así como sus necrópolis (Skales, Evreti) han testimoniado también la presencia fenicia. En Paleopaphos, su célebre Templo de Afrodita, al que Homero alude en la "Odisea", hubo de ser fenicio o al menos poseer traza fenicia, según indica 0. Masson. Excavado en 1888 por D. G. Hogarth, no aportó entonces nada significativo, dado su estado de completa ruina. Casi un siglo después, en 1966, los esfuerzos de F. G. Maier permitieron rescatar algunos elementos arqueológicos importantes, aunque su planta no pudo ser establecida con certeza.